El futuro de las fiestas es cannábico, no alcohólico

El futuro que es ahora, vaya, el que ya está disponible, es verdoso, herborista y floral. Pero si te lo estás perdiendo, no te culpes, nos criaron en una sociedad alcohólica.

Prendes las noticias locales y escuchas: “Batalla campal en el estadio. Hay diez heridos”, o “Pelea en bar entre dos bandas de mirreyes; uno quería con la pareja del otro.” Los agresores del estadio portaban orgullosos la torre de vasos de cerveza, y los mirreyes en el antro la de whisky. Pero todas esas historias se han normalizado gracias a una agenda política impulsada por las compañías de bebidas alcohólicas a través de los medios de información.

En agosto de este año, el New York Times publicó un artículo (https://nyti.ms/3qxXOTa) sospechosamente negativo en contra de las bebidas infusionadas con cannabis: “No estás cambiando alcohol por vitaminas”, advirtieron. ª

Pero el fundador de la marca CANN le respondió al New York Times resaltando las falacias argumentativas (https://bit.ly/3U4gYxC), como, por ejemplo, la preocupación del periódico sobre lo fácil que sería consumir mucho THC sin quererlo, porque, de acuerdo a ellos, al ver una lata sola en una casa ajena que diga “sabor sandía” es suficiente para ingerirla sin revisar su contenido.

Entre los puntos destacados que responde CANN, quiero resaltar dos para quienes no se deciden a probarlo:

  • “Los consumidores no saben cuánto consumir”: tampoco lo sabían con el alcohol hasta que la experiencia se los hizo saber. El seltzer con cannabis es quizá la manera más segura de ir conociendo tu dosis ideal, ya que el efecto actúa rápido (que evita pasarte de la mano) y la cantidad de THC es muy poca.
  • “No estás cambiando alcohol por vitaminas”: digo, se trata de sustituir el alcohol, no el Redoxon. Y dicho sea de paso, el alcohol es cuatro veces más adictivo que el cannabis (https://bit.ly/3S0LMgz).

Dejo el veredicto a tu juicio; vale la pena leer ambos artículos. Lo que es cierto es lo siguiente: de beber cannabis en los estadios en lugar de alcohol, las barras de los equipos estarían sentadas, riéndose y probablemente teorizando que el futbol sería mejor si hubiera dos balones en la cancha.

Además, los papás no estarían crudos el domingo y así podrían llevar a sus hijos al parque. Yo nomás digo.